SAN JUAN DE LETRAN todos los días, de toda la gente

Antes de la conquista el eje central era una sequia que traía mercancías del sur al centro de Tenochtitlan, esta se secó pero el espíritu mercantil permanece en la zona hasta el día de hoy. 

Durante la colonia esta calle albergaba recintos como el Colegio San Juan de Letrán, que prestó su nombre al tramo Arcos de Belén-Madero; una de las primeras escuelas de educación básica laica de la ciudad, cosa que la salvó de desaparecer cuando las leyes de expropiación de los bienes religiosos despojaron a la iglesia de riquezas y poder, dejando sin fondos a los colegios de monjas y generando el gran archivo que ahora custodia el colegio de las vizcaínas. En este tramo se encuentra el edificio del Rule que data del siglo xx, antes de albergar nuestra comunidad de saberes albergó la Casa de las Fieras de Moctezuma, el convento Franciscano más grande de la Cristiandad, un hotel propiedad de Francisco Rule y más tarde el cine Cinelandia, donde Elena Poniatowska se saltaba sus clases de taquimecanografía cuando tenía mi edad. El primer rascacielos de la ciudad se irguió también en San Juan de Letrán, el edificio La Nacional con sus 55 metros y 13 pisos fue el edificio más grande construido en una zona sísmica, inspirado en Tenochtitlan es una importante interpretación del art decó diseñado por el arquitecto mexicano Manuel Ortiz Monasterio, la cimentación de Bernardo Calderón lo convirtieron en el edificio que más temblores ha soportado en la ciudad. 

San Juan de Letrán de siempre / De todos los días, de toda la gente/San Juan de Letrán de prisa /Que entre pena y risa es todo un carnaval /Refugio de aventureros /Turistas y pregoneros /Paredes de gran historia /De luces y trajes nuevos /Rincón de conocedores /Que arreglan todo en el café. Sergio Esquivel canta sobre una calle que ya no es más, en los setenta el proyecto urbano de transporte se llevó nombres emblemáticos de nuestras calles, Carlos Hank trazó un nuevo y moderno México, creó los ejes. 

Nuestra esquina con Madero es uno de los cruces más transitados de Latinoamérica con aproximadamente 300,000 personas al día, algo que en lo personal no me sorprende en el insomne y vibrante centro de la CDMX, ahí la Torre latinoamericana o torre latino pa’ los cuates es otro hito arquitectónico del ahora eje, diseñada por Augusto H. Álvarez quien dedicó su vida adornar México con su modernidad; fue el edificio más alto de Latinoamérica con 44 pisos y una altura de 182 metros desde su construcción en 1956 hasta 1972, el primer edificio antisísmico de el país, construido para alojar La Latinoamericana, Seguros S.A. y que a la fecha considerado uno de los edificios más seguros del mundo. En esta calle llena de pasión cultural se encuentra el Teatro Blanquita que ocupa los terrenos de la antigua Plaza Villamil, antes circo Orrín donde la atracción principal era el payaso londinense Ricardo Bell, quien instaló el Gran Circo Ricardo Bell en el mismo recinto cuando el Orrín cerró en 1907. En los cincuenta Margo Su (actriz, bailarina, escritora y salvaguarda de las artes escénicas) y su esposo Félix Cervantes construyeron ahí el Teatro-Salón Margo con dinero que ganaron en la lotería, pero los mochos no soportaron y tras solo 8 años Ernesto Uchurtu el persignado de hierro ordenó su demolición, pero eso no detuvo a la pareja quienes construyeron un nuevo teatro y le dieron el nombre de su prima Blanquita, este teatro que como dijo Monsiváis es: la confusión entre la mera instancia y la tradición. Actualmente sigue en pie aunque ahora el monstruo de ocesa lo compró. 

La cafetería Superleche, que con su slogan: mejor pan, mejor café, mejor leche, solo en Súper Leche y su ubicación bajo un edificio de departamentos, se volvió un hot spot para estrellas mexicanas que trabajaban en la cercana XEW, cantantes, toreros y hasta luchadores pasaban por ahí hasta el derrumbe del edificio en el 85, hoy es la estación del metro San Juan de Letrán. Otra parada culinaria emblemática del centro es la Churrería el Moro que ha servido churros y cafés a casi todos los chilangos desde 1935. En 1830 las pulquerías no tenían locales y si querías tomar pulque tocaba banquetear en Garibaldi, que toma su nombre del libertador italiano Giuseppe Garibaldi en su reinauguración de 1909, llena desde sus inicios de comercio informal y ferias de vapor, la plaza adquirió una reputación fiestera y se autorizo establecer el Mariachi ahí, en la misma plaza se encontraba el Teatro Folies Bergere donde Toña la Negra, Cantinflas y Agustín Lara tuvieron temporadas, uno de los principales teatros de revista en los cincuenta, fue demolido para dar paso al eje. 

José Joaquín Blanco describe a San Juan de Letrán en una crónica como el ombligo de la luna, plagada siempre de cines emblemáticos como el Teresa, el princesa, Cinelandia, Mariscala y el cine Isabel 3000, las cafeterías El Moro y Súper Leche, esta calle ha sido siempre lugar de encuentro, de bullicio, de energía vital para la ciudad, los transeúntes de hoy buscan que comprar, se congregan en la friki plaza entre ramen y olor a zope penetrante para encontrar representadas sus aficiones en objetos coleccionables o como yo simplemente se pasean empapados de todo lo que puede ofrecer una ciudad cambiante y apurada, claro siempre pendientes de sus bolsas y celulares para no ser victimas de un crimen común. Así sea en metro o trolebús llegar al eje central es como respirar por los poros al corazón de la ciudad y un paseo necesario para cualquier chilango con hambre de historia.

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